No he podido resistirme a escribir sobre el  fidget spinner, el juguete de moda entre nuestros hijos. Personalmente me enteré de su existencia hace relativamente poco tiempo, pero desde entonces no dejo de verlo por todas partes y no hay día en que no se hable de él en redes sociales, tanto a favor de su uso como en contra. Incluso las búsquedas en google se han disparado en las últimas semanas, siendo un juguete inventado hace más de 20 años por una mujer, Catherine Hettinger, que deseaba jugar con su hija enferma y con movilidad limitada, dicen unos, o como un juguete para la paz, según otros.Ha habido investigaciones sobre el juguete en cuestión, ya que se habla de su uso terapéutico en personas con déficit de atención o TDAH, trastornos del espectro autista ( TEA)… pero una vez más, dependiendo dónde busques, encontrarás resultados diferentes. El caso es que creo que no deja de ser una moda, y como tal es pasajera. Estoy casi segura de que en un par de meses, en cuanto llegue el verano y bombardeen a los niños con los nuevos juguetes veraniegos (que por supuestoserán más antiguos que el hambre pero tuneados con colores y formas llamativas) el spinner pasará a ocupar su lugar en el cajón de los juguetes olvidados, junto con los que regalan en el McDonalds, que tienen un uso de media hora como mucho, o las famosas gomitas para pulseras que tan bien hicieron en su momento en los patios escolares.

Lo que me ha hecho reflexionar sobre todo esto es cómo algunas personas del ámbito escolar han ideado la forma de sacar provecho de lo que les llama la atención a los niños. En vez de demonizar el spinner y prohibirlos en los colegios, hay profesores que prefieren ver oportunidades donde otros sólo ven distracción.Os dejo el enlace de la carta que se hizo viral de un profesor tratando sobre este tema cuyo argumento es válido, pero quizás es difícil en estos momentos evitar la sobreestimulación de nuestros hijos cuando nosotros somos los primeros en consultar nuestro twitter o facebook en cuanto tenemos un segundo libre. Además, como científica que soy, creo en la evolución de la especie y considero que el cerebro de los niños de hoy, que nacen con un smartphone debajo del brazo, es diferente al mio, que nací con un pan, y eso debemos de tenerlo en cuenta para pensar que lo de antes ya no sirve ahora.

El caso es que empiezan a surgir iniciativas muy interesantes para el uso educativo del spinner y es un placer comprobar que no estamos solas a la hora de entender la educación como algo que debe integrarse en la sociedad actual y no una educación rígida y anclada en el pasado donde no hay cabida a salirse de los objetivos curriculares. Algunas de las propuestas interesantes que me han llegado son, por ejemplo, un brillante uso en clase de matemáticas. Si seguís el enlace veréis de que manera, con una sencilla plantilla, los niños se motivarán para hacer cálculo mental mientras dure el movimiento de su spinner. Buceando en Youtube he descubierto que cuanto más utilizas el juguete más tiempo de duración en movimiento, que pasa de 1 a 3 minutos al principio, hasta casi 10 minutos con el uso. Esto nos puede dar pistas a la hora de elaborar tareas, por ejemplo, decir palabras que empiecen por determinada letra, un spinner semánticofonético o nombrar pictogramas como en este video. Estos blogs de gente tan creativa son estupendos y todos deberíamos aprender de ellos e intentar hacer las clases más divertidas (a mis oídos llegó el rumor de que hay un profesor de física que ha aprovechado el spinner para explicar cómo funcionan los rodamientos, la dinámica del movimiento, los contrapesos…).

Y como siempre,si tú no eres creativo, copia a los que si lo son. En este mundo, todavía desconocido para muchos, Internet, la gente comparte sus ideas y conocimientos sin temor a que otros puedan quitarles el puesto, así que animo a todo el mundo que trabaja con niños a ser innovador con los métodos y a introducir los diversos intereses de los chavales en su trabajo dentro de las aulas. «Si no puedes con tu enemigo ,únete a él» ( Sun Tzu).