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Maternidad. ¿Regalo o sacrificio?

zapatitos de bebé

Menuda se ha montado con las declaraciones de Samanta Villar. ¿Las habéis leído?

http://www.efe.com/efe/espana/gente/samanta-villar-tener-hijos-es-perder-calidad-de-vida/10007-3162925

Samanta se hizo conocida en el programa de Cuatro “21 días con Samanta”. El año pasado fue madre de gemelos, mediante un procedimiento de ovodonación, y aprovechó ese momento para investigar acerca de la maternidad, realizando un reportaje en el que documentaba la evolución de su embarazo (“9 meses con Samanta”). Ya entonces, la periodista se mostraba contraria a esa imagen idílica de la maternidad, en el que parece que toda mujer alcanza el culmen en su autorrealización personal. En esta ocasión la periodista ha escrito un libro en el que relata su experiencia como madre de gemelos durante este primer año. Y a raíz de eso, se producen las citadas declaraciones.

A ver, admito que resumir su mensaje en el titular “Tener hijos es perder calidad de vida”, puede, de primeras, generar un enorme rechazo y una respuesta negativa por parte de muchos/as. Y quiero pensar que esa es la razón que hay detrás de los comentarios que he podido leer estos días. Así que vayamos más allá.

La maternidad es una experiencia y, como todas las experiencias, es subjetiva. Eso quiere decir que así como habrá mujeres para las que es una vivencia muy positiva, incluso lo mejor que les ha pasado y les pasará en la vida, para otras puede no serlo tanto. Así como hay mujeres que nada más nacer su bebé y colocárselo en brazos saben que darían su vida por él, hay otras que aprenden a querer a esa nueva criatura según va pasando el tiempo. Las hay que sacrifican sin dudarlo otras esferas de su vida porque ser madres es lo que les hace sentirse completamente realizadas, mientras que para otras no es suficiente y necesitan algo más.

Lo que quiero decir con esto es que toda mujer debería tener el derecho de vivir su maternidad a su manera sin tener que soportar que los demás le dicten cómo se supone que debería sentirse. Porque las personas no podemos controlar qué, cómo, cuándo o por qué sentimos lo que sentimos.

Todo esto se resume en algo muy sencillo: RESPETO. Porque una madre disconforme no es una mala madre, es una mujer ejerciendo su derecho a expresarse libremente.

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