Del 01 al 07 de Agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, un movimiento que pretende sensibilizar y promocionar los beneficios de la lactancia en los recién nacidos y sus madres.
Según la Organización Mundial de la Salud, la leche materna es el alimento de elección durante, al menos, los 6 primeros meses de vida; contiene todos los nutrientes que el bebé necesita así como los anticuerpos que lo protegerán frente a infecciones, previene alergias, disminuye el riesgo de obesidad, favorece el desarrollo de la mandíbula, los dientes y el habla… Y, por supuesto, para la madre también tiene numerosas ventajas: recuperación más rápido del peso previo a la gestación, reduce el riesgo de anemia y previene el cáncer de ovario y de mama, además del riesgo de osteoporosis tras la menopausia.
Pero es que además de estos beneficios sobre la salud física, la lactancia también protege nuestra salud psicológica:
- Las madres corren menor riesgo de desarrollar depresión postparto. Este tipo de depresión aparece en las 4 semanas posteriores al parto y sus causas son múltiples, aunque la vorágine hormonal al que se ve sometido el cuerpo de la mujer en esta etapa es un factor precipitador importante. Algunos de los síntomas serían sentimientos de tristeza o vacío, irritabilidad, gran nerviosismo e inquietud, pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba, alteraciones del sueño y del apetito, dolores o molestias físicas (migrañas, problemas digestivos…), aislamiento, preocupaciones acerca de su capacidad para cuidar de su hij@ o pensamientos sobre hacerse daño a sí misma o al bebé. No se debe confundir este trastorno con la tristeza postparto (“Baby Blues”), un síndrome que padecen hasta un 80% de las mujeres tras dar a luz; sus síntomas son leves y dura unas 2 semanas.
- Favorece el desarrollo cognitivo. Aunque hacen falta más estudios al respecto, los datos disponibles sugieren que los bebés que siguen una lactancia exclusiva manifiestan un mejor rendimiento intelectual.
- Facilita el establecimiento de un vínculo seguro entre la madre y el bebé. Durante el amamantamiento se produce una relación muy especial entre ambos, en donde, a las necesidades de él, ella responde con cariño, cercanía y protección a la vez que sacia su apetito. Esta acción repetida en el tiempo genera en la mente de los bebés un esquema que va a ser clave para su desarrollo posterior, pues ese vínculo le va
a permitir confiar en sí mismo y en otras personas, lo que le ayudará a relacionarse; sentirse seguro para explorar cosas nuevas y abrirse al mundo; sentirse querido, lo que favorecerá ir desarrollando una autoestima positiva; conocer sus fortalezas y sus límites, sus gustos, sus preferencias; expresar sus emociones, sabiendo que tendrá a alguien cerca para reconfortarlo, lo que le enseñará poco a poco a ir autorregulándose. Todos estos aspectos van a sentar las bases del desarrollo posterior del bebé, son los cimientos de la persona en la que se va a convertir.
Por todo esto y mucho más las acciones informativas que se llevan a cabo en esta primera semana de Agosto son de gran importancia, de cara a garantizar que la elección entre dar o no el pecho se base en datos verídicos y no en mitos o falsas creencias.
Me gustaría acabar este artículo mencionando lo siguiente: esa elección es un derecho de cada mujer en el ejercicio de su libertad para decidir lo mejor para ella y su hijo/a y, por tanto, sea cual sea su decisión, merece todo el respeto.